El cedro es sin duda uno de los olores que nuestra nariz reconoce más fácilmente. Recuerda a las virutas de lápiz, evoca una sensación de nostalgia por los días de escuela y los tiempos más sencillos. Evocador de cabañas de madera y muebles escandinavos, el cedro añade calidez a lo abiertamente moderno. En la paleta del perfumista, tiene el poder de inyectar energía y dar verticalidad a una fragancia.